Tacatacataca... Ese no es el sonido de las cacerolas, sino el sonido habitual de los camiones cisternas, que vienen a llenar de agua los tanques de casas y edificios residenciales.
Los cortes de agua, ya sean planificados o "accidentales" (Ej. El rompimiento de una tubería que abastece a media ciudad) son muy usuales en el país. En Venezuela, un país con uno de los recursos hídricos más vastos del mundo, resulta particularmente extraño esta escasez del líquido, sobre todo cuando hay países con menos ríos que Venezuela pero que gozan de un flujo permanente de agua. Sí, también hay muchas temporadas de sequía, por los efectos del cambio climático. Sí, también hay una cultura de despilfarro del agua, donde muchos usan manguera para limpiar las calles cuando bien se puede usar una escoba. Y sí, también podríamos admitir la existencia de los pokemón que cortan tuberías con el fin de desestabilizar a la revolución. Sin embargo, una gran parte de la culpa también está en la ineficiencia y falta de previsión por parte de los órganos gubernamentales.
El precio de una cisterna de agua oscila entre 800 y 1200 bolívares, lo cual representa hasta un tercio del sueldo mínimo en el mejor de los casos. Y evidentemente, mientras más fallas en el suministro de agua existen, más se debe acudir a estas cisternas para llevar el día a día en el hogar.
Pero otro de los problemas del agua no es sólo su suministro, sino su calidad. Es notablemente famosa la idea de que el agua del grifo en Venezuela no se puede beber, debido a su mala calidad. Vamos a dar el beneficio de la duda al gobierno, y quizás dicha mala fama se debe a un rumor de los entes privados con el fin de incentivar la compra de agua embotellada, y no por su mala calidad, como ocurre en los EE.UU.. Sin embargo, el gobierno ni siquiera se ha esmerado demasiado en desmentir este asunto, y el hecho de que los botellones de agua (de hasta 5 litros) estén regulados, parece un indicio de ese desinterés.
Para no hacer el cuento largo: El agua en Venezuela está privatizada de facto, ya sea por ineficiencia o complicidad del Estado, lo cual está haciendo ricos a algunos.
Tenemos a un gobierno más empecinado en la política minero-extractiva que en la protección ambiental, lo cual se ve en la calidad y suministro del agua. Desde un punto de vista estratégico el agua es más importante que el petróleo, no sólo porque sin petróleo la humanidad todavía subsiste, sino porque la falta de agua puede generar revoluciones y conflictos: No olvidemos a Cochabamba en el 2000, no olvidemos que algunos dicen que en el futuro las guerras se librarán por agua...
Por Víctor Camacho
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